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Badajoz: alcazaba árabe y patrimonio religioso

POR Carolina López Galván - 17/11/2023

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Si algo ha caracterizado siempre a Badajoz es su carácter fronterizo. A 6 kilómetros de Portugal, la ciudad posee una de las alcazabas árabes más grandes de todas las conocidas. Aunque el origen de la ciudad hay que buscarlo en la época romana, pues existió una Civitas Pacis, de donde sus habitantes han tomado su gentilicio de pacenses.

Pero nada más lejos de ser una ciudad en paz, la historia de Badajoz precisamente por su ya citado carácter fronterizo durante siglos ha sido escenario de numerosas conquistas.

Conquistada por los musulmanes en el siglo IX, la ciudad adquirió gran importancia política y militar al convertirse en uno de los reinos de Taifas.

Conserva un sistema amurallado compuesto por murallas, puertas y baluartes que van desde el siglo VIII al XVIII.

Alcazaba

Dentro de su alcazaba encontramos el palacio de los Duques de la Roca, hoy convertido en Museo Arqueológico Provincial con más de 15000 piezas.

A los pies de la Alcazaba se encuentran la Plaza Alta y la Plaza de San José, con preciosos soportales del siglo XV. Y en una de las esquinas de la Plaza Alta, adosada a su adarve, se alza la Torre de la Atalaya, más conocida como torre de Espantaperros.

Plaza Alta

De estilo muy similar a la Torre del Oro de Sevilla, la torre pacense es algo anterior a la torre de la capital andaluza. Es de planta octogonal de origen almohade, construida en el último tercio del siglo XII, y está declarada como Bien de Interés Cultural. 

Dos plazas más completan su casco antiguo: por un lado, la Plaza de España, presidida por la catedral del siglo XIII; por otro lado, la Plaza de la Soledad, que alberga el precioso edificio de la Giralda y la Ermita de la Soledad, patrona de la ciudad.

Con respecto al patrimonio religioso, Badajoz llegó a tener numerosos conventos de los que hoy todavía se conservan el de Santa Ana, el de las Monjas Carmelitas, el de las Descalzas y el Convento de San José o monjas Adoratrices, de estilo neogótico.

Como curiosidad podemos decir que el Convento de Santa Ana, junto a la bella Plaza de la Soledad, posee en su fachada un escudo real, pues allí estuvo enterrada la reina Ana de Austria hasta que sus restos fueron trasladados al Real Monasterio de El Escorial.

Destacan también las iglesias de San Andrés, en la coqueta Plaza de Cervantes y la iglesia de Santo Domingo, junto al parque de Castelar.

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